En Chile, es recién en la segunda década del siglo pasado cuando se le reconoce al deporte un lugar dentro de las políticas públicas. En 1923 se crea la Comisión Nacional de Educación Física, institución encargada de promover la práctica de ésta entre la población escolar (Muñoz, 2001).

Esta labor se fundamentó en un concepto de «higienismo social», dentro del contexto de la «cuestión social», que apuntó a promover la moralización de las clases populares a través de la socialización en los preceptos valóricos del deporte. Junto a dicho componente, el proceso se orientó también en la idea de «mejoramiento de la raza» (Sandoval y García, 2014).

Así, durante esta década, serán muchas las iniciativas de fomento a la infraestructura deportiva tanto desde el mundo privado como de la esfera pública. Se enmarcan dentro de este periodo varias de las piscinas creadas en dicho decenio, como la piscina olímpica del Estadio de Carabineros, la de la Escuela Militar, la de Viña del Mar y la piscina del Estadio Santa Laura. A éstas, se suma la Piscina Escolar.

Frente a la rivera norte del río Mapocho, durante el mandato de Carlos Ibáñez Del Campo, se edificó la Piscina Escolar. Su hermosa estructura, inspirada en el Art Decó, fue una de las mayores obras del afamado arquitecto Luciano Kulcewsky, conocido como el Gaudí chileno. Este inmueble deportivo fue inaugurado luego de varias dilaciones, el 14 de diciembre de 1929. La prensa de la época, liderada por El Mercurio y la Revista Los Sports, publicitaba profusamente el acontecimiento, caracterizándola como: “gran piscina escolar” y “mejor piscina de Chile” y hasta de Sudamérica (La Cañadilla, 2015).

A su inauguración, un día sábado, asistieron las más importantes autoridades de la Federación de Natación y Waterpolo, junto a lo más representativo del deporte acuático; a las que se sumaban las autoridades gubernamentales, como el Ministro de Educación Pública, el Director de Educación Física y Director de Sanidad. Así, en la ceremonia hace uso de la palabra el señor Kolbach, Director de Educación Física, quien menciona la importancia del recinto y cómo llenará un vacío importante que tenía el deporte escolar hasta ese momento (La Cañadilla,2015).

Por ello, el hecho de que la naciente Piscina Escolar fuese la primera en el país de agua tibia, cobraba tanta significancia. Se habían tomado todos los recaudos para asegurar su calidad, muestra de ello era que contara con modernas calderas y con la mejor tecnología del momento, lo que se sumaba a sus excelentes condiciones sanitarias y de limpieza, pues poseía enormes y costosos filtros que permitían clorificar el agua que contenía. Todo ello, permitía al usuario estar confiado en no contraer ninguna enfermedad infecto contagiosa (La Cañadilla, 2018).

La Piscina Escolar, un gran recinto para la época, con dimensiones de 25 por 16 metros que permitían contener a casi 500 bañistas de manera conjunta, con un trampolín de 5 metros de altura en una piscina que podía atender, además, en sus camarines a cerca de 200 bañistas y que contaba con amplias salas que pueden ser habilitadas, también, como vestidores en caso que la ocasión lo requiera. Así, la nueva alberca techada, gestionada por el gobierno y el Ministerio de Hacienda, estaba hecha en base a fierro y el armado de concreto contaba con amplias graderías que podían albergar conjuntamente a cerca de 2 mil personas. El costoso edificio poseía un hall, secretaría, casino y solárium, todo bellamente decorado. Cualidades que, sin duda, la posicionaban como la piscina con mayor tecnología del país y como una de las mejores de América Latina (La Cañadilla, 2015).

 La piscina sería, según los entendidos, la más completa y moderna construida en el país. Con el correr de las décadas va a caer en una mala y deficiente administración. Concebida para la práctica, fundamentalmente, del deporte escolar, pasa a depender en 1931 del Ministerio de Educación, en lugar de la Dirección de Educación Física, pasando en julio del mismo año a depender de la Universidad de Chile, Institución que ha detentado su administración desde entonces. 

El Consejo de Monumentos Nacionales el año 2016, mediante Decreto N 306, declaró como Monumento Nacional los 3.040 metros cuadrados del inmueble que se sitúa en la vereda norte del río Mapocho.

Bibliografía para profundizar

• La Cañadilla. “La Piscina Escolar”. Página web, año 2015.
• La Cañadilla, Rutas Patrimoniales de la Comuna de Independencia, Santiago: Imp. Montesinos, 2018.
• Muñoz, Cristián. Historia de la Dirección General de Deportes y recreación, las políticas estatales de fomento al deporte. DIGEDER 1948-2001, Santiago: Instituto Nacional de Deportes, 2001.

Sandoval Pablo y García Iñigo. “Cultura deportiva en Chile: desarrollo histórico, institucionalidad actual e implicancias para la política pública”. Revista Latinoamericana, Santiago, diciembre, 2014.