Hacia 1820, la viajera inglesa María Graham calificaba el barrio de La Chimba como “famoso por su bien montada cervecería” (Graham, 1953, p. 120), consignándose así un temprano vínculo entre la producción de cerveza y este sector de Santiago.
En 1868 se constata la existencia de la Fábrica La Estrella de los dueños Stumpfner y Koch, que luego pertenecería a Adolfo Bohlmann. En 1880 fue subastada y adjudicada a Andrés Ebner, quien la adquirió solo “por un puñado de pesos” (Martínez, 1896,p. 184). Este empresario, oriundo de Munich, Alemania, vivió en Lima, luego en Valparaíso hasta asentarse en Santiago hacia 1870, con una cervecería ubicada en calle San Pablo (Rosales, 1887, p. 224). En 1880 se instaló en La Cañadilla con la que fue, sin duda, una de las industrias más relevantes de fines del siglo XIX.
La Cervecería Ebner se caracterizó por sus instalaciones modernas, las que fueron proyectadas por el arquitecto Alfredo Möller. Uno de sus productos más célebres fue, sin duda, la bebida gaseosa Bilz, cuyas “cualidades medicinales” la hicieron uno de los brebajes más demandados de la época. A fines del siglo XIX producía más de 4 millones de litros de cerveza de diversos tipos y contaba con 300 operarios, entre hombres y mujeres (Canto, 1893, p. 18) los que se organizaban en una Sociedad de Socorros Mutuos. Las trabajadoras se ocupaban de las labores de etiquetado, lavado, envasado y tapado de botellas, mientras los hombres de las tareas más pesadas.
La producción anual de la fábrica ascendió a 25 millones de litros de cerveza, que además se repartía en carretones por toda la ciudad. Elaboraba además, vapor de cerveza, hielo, malta y aguas minerales (Gay, 1854, p. 281) y otras bebidas saborizadas, productos que llegaron a exportarse a Perú, Ecuador y Argentina.
Por decisión de los descendientes de Ebner, en 1916 la fábrica pasa a manos de la Sociedad Gubler y Cousiño, la que devendrá en la Compañía de Cervecerías Unidas, funcionando como tal hasta 1978.
Entre 2012 y 2019 se llevó a cabo un proceso de recuperación y restauración del inmueble, del que se rehabilitó lo que eran las oficinas, la torre de procesamiento de cebada y la residencia de la familia.
A fines del siglo XIX, este Monumento Nacional le confirió al barrio un carácter moderno e industrioso, que irrumpía con el cariz pueblerino que lo identificaba hasta entonces. En la actualidad, la construcción conserva su color original, gesto que rememora con fidelidad una de las industrias más sobresalientes y promisorias de su tiempo.
Bibliografía para profundizar
- Couyoumdjian, Juan Ricardo. “Una bebida moderna: la cerveza en Chile en el siglo XIX”. Rev. Historia, Santiago, diciembre, 2004.
- Gay, Claudio. Atlas de la Historia Física y política de Chile, Paris: Imp. De E Thunot, 1854
- Graham, María. Diario de mi residencia en Chile en 1822, Santiago: Ed. Del Pacífico, 1953
- Martínez, Mariano. Industrias Santiaguinas, Santiago: Imp. Barcelona, 1896
- Pérez Canto, Julio. La Industria Nacional, Santiago: Imp. Cervantes, 1893
- Rosales, Justo Abel. La Cañadilla de Santiago. Su historia i sus tradiciones. 1541- 1887, Santiago: Ed. Tip. La Época, 1887